LENGUA, SOCIEDAD Y CULTURA. Marvin Harris
La capacidad humana para la cultura, desde la tecnología a la religión, se basa en el desarrollo únicamente humano del lenguaje y de sistemas de pensamiento basados en él (p. 441).
[...] la adquisición del lenguaje se desarrolla paso a paso, desde el aprendizaje de fonemas, simples morfemas y reglas gramaticales hasta vocabularios y reglas estructurales cada vez más complejos (p. 421).
Aprendemos nuestras lenguas usándolas para hacer peticiones y responder a las peticiones que otros nos hacen (Moscowitz, 1978: 94B) (p. 421).
Se ha descubierto que las sociedades organizadas en bandas y aldeas tienden a tener lenguas con menos términos para los colores que las sociedades más complejas (p. 423).
Desde el punto de vista lingüístico, la fonología y gramática de las clases pobres e incultas son tan buenas como las de las clases ricas, educadas y poderosas (p. 423).
Según Whorf, cuando dos sistemas lingüísticos tienen vocabularios y gramáticas radicalmente diferentes, sus respectivos hablantes viven en mundos conceptuales totalmente diferentes. Incluso se dice que categorías fundamentales tales como el espacio y el tiempo se experimentan de diferente manera como consecuencia de los "moldes" lingüísticos que constriñen el pensamiento (p. 425).
Como Franklin Southworth ha mostrado en su estudio sobre cambios en el uso de las formas obligatorias de tratamiento en la India (1974), los cambios meramente lingüísticos resultan tan fáciles de introducir. De hecho, resulta tan fácil que a veces funcionan como "máscaras para el poder", creando una impresión superficial de democratización. Por supuesto, no hay que tratar de cambiar el mundo simplemente mediante la magia de las palabras. Sin embargo, si una palabra o regla gramatical concreta hiere y ofende a determinadas personas, ¿por qué continuar utilizándola? (p. 426).
Como vivimos conforme a la cultura, nuestras mentes están moldeadas y canalizadas por la cultura. De ahí que el don de la universalidad semántica tenga tantas cintas atadas a él. El lenguaje no nos da necesariamente libertad de pensamiento; al contrario, a menudo nos atrapa en ilusiones y mitos. Como vivimos conforme a la cultura y como nuestras mente son moldeadas por la cultura, tenemos más cosas de qué ser conscientes que otras criaturas. Solo nosotros debemos luchar por comprender cómo la cultura controla lo que sucede dentro de nuestras cabezas. Sin este nivel adicional de conciencia no se puede decir que la mente humana sea plenamente consciente (p. 431).
Todas las lenguas humanas son mutuamente traducibles y no hay pruebas de que algunas dispongan de gramáticas más eficientes que otras (p. 432).
Marvin Harris, "Lenguaje y cultura" en INTRODUCCIÓN A LA ANTROPOLOGÍA GENERAL, Madrid, Alianza, 1990, pp. 411-432.
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